Hace diez años publiqué mi primera novela y no encuentro una mejor manera de festejar que estando acá, con ustedes. Me gustaría agradecer y reconocer el trabajo, la dedicación y el recorrido de un colectivo al cual impongo mi nombre y está hecho de personas, familias, amistades, instituciones, obsesiones, historias, bibliotecas, experiencias, técnicas, teclados, hojas, inventos, imaginación, microchips, rutas, casas, políticas públicas, librerías, lecturas, cableados, ficciones, sentimientos, ojos, mapas de bits, persistencias, decisiones y errores.

Quiero que conste mi agradecimiento a cada uno de estos ensambles, a los que están acá, a los que recuerdo, a los que no recuerdo y a los que no quisiera recordar, han sido indispensables para que exista mi literatura. En este día, también, vaya mi agradecimiento a cada una y cada uno de las maestras y maestros, muertos y vivos, que hicieron posible este mundo en el que Esteban Prado está ahora recibiendo un premio por su escritura.

Agradezco a la ciudad de Mar del Plata, en la que nací y en la que elegimos vivir. A la comisión honorífica, al EMTURYC del Municipio de General Pueyrredón por otorgarme el Premio Alfonsina. Que lleva el nombre de una escritora que se radicó en esta ciudad, entre otras cosas, para suicidarse. Ya van ochenta y siete años y los artistas en Mar del Plata siguen suicidándose. Entre los míos, cuento tres.

Dicho esto, me gustaría confesar que es una situación contradictoria para mí estar acá. Nos criamos en una ciudad preparada para recibir todo de afuera. Teníamos el festival de cine más importante de la región y desde chicos íbamos a ver esas películas raras que fueron formando nuestro ojo, las principales salas de teatro, las más grandes, siempre estaban ocupadas por obras que venían de afuera, tocaban bandas en la playa, en el polideportivo, en el mundialista, siempre venían de afuera, en la feria del libro de la ciudad las gigantografías y las listas de más vendidos, las charlas, los invitados y los honorarios siempre eran para los que venían de otro lado.

Soy parte de una generación de marplatenses que desde la ciudad y desde distintas partes del mundo está haciendo en la literatura, las artes y las industrias creativas cosas que en otro tiempo parecían imposibles y el Municipio parece no haberse enterado.

La comunicación del premio me llegó a través de un correo de la “Div. de Industrias Creativas y Premios”. Esta semana traté de informarme y fue imposible tanto en el sitio del Municipio, como en las redes sociales, incluso me acerqué personalmente al EMTUR y a la oficina de Promoción Cultural. En general desconocen la existencia de tal división y de sus políticas.

Mi último contacto con el Municipio fue después de haber recibido el premio de la Feria de Editores a la librería del año. En ese momento, no conocíamos al Secretario de Cultura. Nos llamó para ofrecernos apoyo económico, le pedimos que desarrollara una política pública con ese dinero, para todo el sector. Pero en 2023 cerraron la secretaría y esas políticas siguen sin aparecer. Es imprescindible que inventen, desarrollen, copien y propongan políticas públicas que se sostengan en el tiempo, que promuevan nuevos actores, que consoliden a las industrias creativas y especialmente que brinden su apoyo al sector cultural y a los marplatenses cuando lo necesitamos, no cuando ya no lo necesitamos.

Vivimos un tiempo en el que no podemos diferenciar la ciencia, del arte, la comunicación, la educación y la cultura. Necesitamos que las escuelas tengan infraestructura, equipos, para hacer ciencia y para hacer música, para conocer los astros y para hacer una película. Necesitamos bibliotecas escolares nutridas no sólo por programas nacionales y provinciales, queremos programas municipales que presten especial atención a lo que hacemos y necesitamos como marplatenses.

Palabras de aceptación del Premio Alfonsina - Creación Literaria.

Necesitamos Políticas vinculadas a la cultura y las industrias culturales con proyección a veinte años. Poderosas, creativas e inclusivas. Queremos que construyan vínculos con otras ciudades, otros países, otras instituciones. No aceptamos más el “no hay plata”, porque no queremos plata, lo que queremos es que gestionen y planifiquen Políticas Públicas que potencien nuestro trabajo y posibiliten el de otros, nuevos artistas.

En términos sectoriales, quienes nos dedicamos a la escritura, las artes y las industrias creativas hace tiempo que nos concebimos como trabajadores de la cultura. Es muy importante que lo entiendan para pensar políticas acordes.

Vivimos en el tiempo de Ubú, el más grotesco, infame y violento nos gobierna. Para caerle en gracia, el intendente de Mar del Plata ya no repite Merrrrda, ahora practica la crueldad y dice: room service. Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. Contra todo pronóstico, contra la época, contra los intereses personales. Necesitamos que estén a la altura de las circunstancias, estamos hablando de una ciudad imprescindible en uno de los países más importantes en habla hispana en lo que refiere a literatura y edición.

Se dice que la era digital ha reemplazado la lectura, pues no, lo que ha hecho que la lectura sea una práctica minoritaria es que cada vez nos queda menos vida después de la supervivencia.

Queremos una ciudad en la que el tiempo del trabajo no absorba toda la vida útil, creativa y sensible que tenemos disponible.

No al descarte de personas. Sí a las vidas dignas, artísticas y literarias.

Mar del Plata, 11 de septiembre de 2025.

Escuela Primaria Municipal N5 del Barrio San Patricio.

para María Coira

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