En el sur de Mar del Plata hay un barrio que es un bosque, emana olor a pino y evoca cuentos de misterio y de niños perdidos. Allí vive Leandro, el adolescente que narra esta historia, una del tipo chico-conoce-chica. Pero no solamente. Porque Leandro –que no es un héroe clásico y tiene cierta tendencia a las caídas y lastimaduras- habrá de perderse en el bosque con Nicole y vivirán una aventura que deja chiquitas a las leyendas urbanas que se cuentan en el recreo.
“Todas mis maneras de explicar el mundo, de ordenar causas y efectos, se diluían…” reflexionará el protagonista. Porque no es posible pasar por una aventura así y regresar siendo el mismo.
Diez canciones para volver a casa es una novela con mucha música (obvio), pero no sólo la de la vida cotidiana, sino también una música poderosa que la naturaleza toca para nosotros, humanos casi siempre sordos o distraídos.

